- Miedo: es una de las emociones más frecuentes a lo largo de todo el proceso oncológico. Puede hacer referencia a múltiples aspectos: miedo a morir, al dolor, al sufrimiento, a no valerse por uno mismo, a que el tratamiento no funcione, etc. En este caso, es frecuente que también que aparezca el miedo al contagio.
- Preocupación recurrente: es normal que la persona piense de forma frecuente y constante sobre su situación, las posibles implicaciones que puede tener, su futuro, cómo puede afectar a su familia, etc. Tratar de no centrarse en esos pensamientos es un proceso que puede resultar difícil, ya que suelen aparecer de forma automática. Dicha preocupación suele ser mayor si existe mucha incertidumbre e inseguridad.
- Ansiedad: tanto el miedo como la existencia de pensamientos recurrentes acerca de la enfermedad pueden favorecer la aparición de sintomatología ansiosa.
- Ira, irritabilidad: es habitual que el paciente se sienta enfadado e irritable, especialmente si se encuentra mal físicamente, está muy asustado o se siente incomprendido. Dicha irritabilidad puede generar conflictos con las personas de su entorno, lo que a su vez puede entorpecer la obtención de ayuda y apoyo por parte de estas.
- Aburrimiento: es frecuente, sobre todo en el proceso de aislamiento, que el paciente se encuentre aburrido, ya que su estado físico, el hecho de tener que permanecer en una habitación y tener que reducir mucho sus contactos sociales, limita en gran parte sus posibilidades de estar distraído y entretenido. Esto a su vez puede impactar negativamente en su estado de ánimo y aumentar su irritabilidad.
- Incomprensión, soledad: es frecuente que el paciente sienta que los demás no comprenden su sentimientos y preocupaciones. Esto puede ocurrirle incluso con las personas más cercanas ya que, aunque probablemente también se vean afectadas por su proceso, no lo estarán viviendo de la misma manera. En este sentido, es normal que se sienta solo. Todo ello puede hacer que inhiba su expresión emocional, dejando de compartir cómo se siente o qué le preocupa.
- Problemas de sueño: el malestar físico, la preocupación recurrente, la ansiedad o el hecho de estar en un entorno extraño en el caso de estar hospitalizado, puede afectar al sueño, tanto a nivel de calidad como de cantidad. Es normal que al paciente le cueste quedarse dormido, se despierte varias veces por la noche o tenga la sensación de que su sueño no es reparador.